lunes, 7 de noviembre de 2016

381 COSAS DE UN DIA COMO HOY


COSAS DE UN DÍA COMO HOY

Hoy he tenido que ir a hacer un pago a una entidad bancaria, pago que no tengo domiciliado, porque no es habitual, constante, periódico, anual, semestral, trimestral o mensual y porque aunque quisiera domiciliarlo, quizás no podría hacerlo, ya que es algo voluntario, libre, que si quieres vas, te apuntas libremente y lo pagas si quieres participar, algo tan simple como ir de marcha, apuntarte a una excursión, o ir a presenciar una obra de teatro a una ciudad determinada.

Bien pues para poder efectuar dicho pago en una entidad en la que he prestado mis servicios durante casi cuarenta años, donde lo más importante era atender al cliente en el menor tiempo posible, con amabilidad, con una sonrisa y sin hacerle perder tiempo, he tenido que estar esperando algo más de tres cuartos de hora, solo había delante de mí tres personas, más otras dos a las que estaban atendiendo, porque estaban sentadas ante el operario de turno, eran dos los operarios que estaban de cara al público, más un tercero que se incorporó, supongo que después de haberse tomado el café.

No quiero decir que el servicio sea malo, porque podría ser bastante peor, imaginaros que de los tres operarios que estaban atendiendo al público, los dejaran reducidos a dos o uno solo, el tiempo de espera se podría duplicar o triplicar, quiero decir que el tiempo de espera, en lugar de haber sido de tres cuartos de hora como fue, se podría haber convertido en una hora y treinta minutos con dos operarios y de dos horas y quince minutos con un solo operario.

El limite de tiempo no existe, quiero decir que te puedes estar con un cliente el tiempo que necesites, que le puedes contar toda tu vida, que él también te puede contar la suya y la de toda su familia, o que le puedes ofrecer toda una gama de productos que tengas para venderle, aunque no tengas interés en comprarle ninguno.

Pero esto no solo ocurre en las entidades bancarias, ocurre lo mismo en los organismos oficiales, corporaciones locales, ayuntamientos, diputación, centros médicos, de salud u organismos oficiales, o de la índole que sean.

Puede que no te hagan recorrer muchas ventanillas, porque el operario que se encuentre al frente tenga que ser el capacitado para resolverte el problema, esto solo son problemas que crea esa ventanilla única, donde el que se encuentre al frente tiene que estar capacitado para resolvértelo todo, aunque no esté lo suficientemente preparado o tenga que preguntar como hacerlo.

Pero esto es lo que tenemos, los servicios que se nos prestan aunque nos cuesten lo que nos cuesten, posiblemente estén pensados para que las personas que se encuentren al frente de ellos, no padezcan estres, les de un infarto, padezcan de nerviosismo o cualquier otra enfermedad que les pueda ocasionar el puesto de trabajo que desarrollan.

Aunque pueden llegar a padecer de pasotismo, ineficacia, desinterés o aburrimiento.

Claro que lo que quieren la mayoría de estas empresas, es que el trabajo, te lo hagas tú mismo, bien sea a través de internet, de la banca electrónica o del teléfono móvil.

Por lo tanto los que nos encontremos un poco desfasados en estas facetas o no sepamos bien como manejarlas, o no queramos aprender a hacerlo, nos vemos relegados a una desesperanza, a una desesperación, o a armarte de la paciencia suficiente y esperar hasta casi desesperar, pero sin perder nunca la paciencia.

Esto son de esas cosas que nos ha traído la dedocracia, el socialismo o esos que se pusieron a gobernar un país sin tener conocimiento de como hacerlo, y que pensaron que lo mejor era darle la vuelta a todo lo que estaba bien hecho y ponerlo todo boca abajo, que se cargaron un montón de derechos, donde la justicia se convirtió en injusticia y donde nadie es responsable de nada y los animales tienen muchos más derechos que los seres humanos.

País donde la inteligencia brilla por su ausencia, porque se ha premiado más la brutalidad, los vicios, las drogas, las mafias o el empleo precario y la inseguridad antes que el bienestar de la sociedad, el empleo estable, los buenos servicios o la creación de nuevas empresas para que esos que deberían ser nuestro futuro, no se vean obligados a tener que emigrar.

Desde mi séptimo cielo, hasta una próxima.

Managuper.





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