COSAS DE UN FIN DE VERANO
Sé que más de cuatro
están deseando que empiece a escribir de nuevo para saber o intentar
adivinar que es lo que pienso de la situación actual, una situación
bastante absurda y ridícula si nos referimos al estado ese en el que
nos encontramos actualmente, un estado que no nos lleva a ninguna
parte, aunque la situación o la cosa no mejore, pero que tampoco
empeore, por tanto diremos que nos volvemos a encontrar de nuevo en
una transición que nada tiene que ver con la que hubo en otro tiempo
en esa que nos dejó un buen político, al que solo se le han sabido
reconocer los méritos después de muerto.
Pero esto siempre suele
ser así.
Ya te pueden reconocer
méritos una vez que hayas dejado de respirar, porque no te van a
servir para nada.
Quizás algo así le esté
pasando al señor cirujano o ese que tenemos en funciones y que
algunos dicen que lo único que está haciendo es darnos por esas
tres letras en las que termina su nombre.
Pero...
¿Sabemos que es lo que
quieren hacer los demás?
Porque una cosa es clara
y evidente, que las palabras normalmente se las lleva el viento y que
las promesas están hechas para incumplirse o como se suele decir:
prometer hasta meter y una vez metido nada de lo prometido.
Los sinvergüenzas a esos
que nos prometían bienestar para tod@s y
que los representa un puño y una rosa, de la que acabaron llevándose
los pétalos y a los demás solo nos dejaron los sépalos, el tronco
y las espinas, si la gente fuera consciente no deberían volver a
gobernarnos.
Los morados o esos que no
saben a que atenerse, con quien pactar, como gobernar o las
decisiones que deben tomar y que solo les interesa legalizar las
drogas, deberían tenerlo cada vez más oscuro.
Los rojos se han vuelto
morados.
Los naranjas, quizás
sean los más coherentes, aunque lo mismo si algún día llegan a
gobernarnos, lo mismo consiguen dejarnos a todos en cueros o en
pelotas.
Por tanto viendo el
panorama, la situación y el estado en que nos encontramos, me
inclino porque sean los gaviotas los que nos coman las vísceras y
los intestinos o que su líder nos siga dando por esas tres letras en
las que termina su nombre.
No soy político, ni
pretendo serlo, solo deseo que nos gobiernen los menos sinvergüenzas,
los menos canallas, o los que mejor lo hagan.
Sed buenos y portaros
bien que siempre habrá quien os lo sepa agradecer.
Desde mi séptimo cielo
un afectuoso saludo.
Managuper.
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