lunes, 5 de diciembre de 2016

384 COSAS DE UN DÍA DE MARCHA


COSAS DE UN DÍA DE MARCHA

Hace mucho que no hago ningún relato sobre esas marchas que venimos realizando una vez al mes o cada quince días en esa asociación a la que pertenezco y que tan dignamente realizan esos compañeros que se encargan de organizarlas, que lo hacen de una forma desinteresada y que los que acudimos a ellas solo hacemos que crearles problemas, unas veces porque no cumplimos las normas que todos deberíamos cumplir y otras porque los hay que quieren ir de libres y se creen más listos que la mayoría.

Todo esto viene a cuento de que en la última que hemos realizado a un paraje idílico como es el de la Batuecas, alguien con unos desconocimientos del ambiente que le rodeaba, o que no sabe bien como orientarse, o que las aguas discurren en el sentido de la vertiente que las arroje, se perdió.

No entiendo como si se sube el cauce de un rio en el sentido contrario al discurrir de sus aguas, aunque te adentres en sus entrañas siguiendo su cauce y el regreso sea por el mismo sitio por donde antes has pasado aunque sea el sentido contrario, puedas perderte.

Por mucho que intente entenderlo, no encuentro excusas para esa persona, porque solo había un camino que era el mismo tanto para la ida como para la vuelta.

Es muy bonito dar la nota o hacerse notar, querer salir en los medios de comunicación, o que hablen de ti, pero también hay que ser del genero gilipollas si es esto lo que ha pretendido hacer.

Que la guardia civil, o esos que se dedican al rescate de personas, ya sean helicópteros, montañeros, embarcaciones o los medios que sean, si cobraran por esos servicios que prestan a esas personas imprudentes, temerarias o inconscientes, los servicios que le prestan, que es lo que deberían hacer, o le hubieran dejado pasar una noche en plena naturaleza, para que los miedos, fobias o temores se apoderaran de él, quizás se le quitarían las ganas de volver a hacerlo.

Pero mientras todo sea gratuito, cualquiera puede decir pues llamo al 112 y que vengan a rescatarme en helicóptero porque no se podía acceder de otra manera y más no habiendo cobertura telefónica, como en este caso.

Las imprudencias deben pagarse, otra cosa son los accidentes, una rotura, una torcedura, o una caída, las cuales si deben atenderse, pero cuando la imprudencia la cometes tú porque quieres o te da la gana, no estoy de acuerdo en que sea benéfica o gratuita.

Haciendo esto, solo conseguiremos que esas personas que se dedican a organizar estas excursiones, viajes o marchas, se acaben rindiendo a la evidencia y dejen de hacerlo.

No soy quien para decir lo que se debe hacer, o las medidas que se deben de tomar para que esto no suceda, solo me limito a exponer mi sincera y modesta opinión.

Aunque tengamos un seguro que cubre las necesidades primarias o gastos que se ocasionen por accidentes, lesiones o traslados, las temeridades, insensateces o imprudencias, deberían ser por cuenta y riesgo del que las origine y más cuando como este caso las victimas hemos sido los demás, pensando que le podía haber sucedido algo.

Desde mi séptimo cielo, un cordial saludo.

Managuper.

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