domingo, 17 de diciembre de 2017

454 ¿Qué somos el infierno o el paraíso?

¿Qué somos el infierno o el paraíso?

Depende para quién y para qué, indudablemente que habrá versiones para ambos gustos, para algunos seremos el paraíso de la corrupción, de la droga, de los nárcos y de toda esa gente de malvivir, que encuentran en nuestro país permisivo con todo, con unas leyes excesivamente blandas, porque han abolido la pena de muerte y las condenas en las cárceles, por severas o duras que sean, no llegan a superar los treinta años de condena aunque te echen trescientos y que por buen comportamiento o por engañar al psicólogo de turno o arrepentimiento pueden quedar reducidas a una tercera o cuarta parte de su condena.

Solo es necesario saber mentir, fingir, pedir perdón, decir que estás arrepentido de lo que has hecho, que no volverás a hacerlo, aunque cuando te pongan en libertad vuelvas a hacer lo mismo o cosas peores.

Pero en este país sin leyes, sin control, de acogida de vagos, de maleantes o de indeseables, en el que puedes ser denunciado por cosas absurdas, ridículas, sin sentido, o por maltrato a animales, plantas u otros seres o por dichos y publicaciones, porque somos un país democrático o dedocrático, porque la gran mayoría de esos que nos gobiernan, han sido puestos o nombrados a dedo, bien porque hayan puesto su culo, por ser agradecidos, por ambición o por favores o servicios prestados o por otros motivos.

Las leyes solo se han creado para esos que las venimos cumpliendo desde hace sesenta, setenta y ochenta años, los demás parecen estar exentos de tener que cumplirlas.

Encima de ser los mas desfavorecidos, los que menos beneficios hemos recibido o los que nos han dado más palos, a pesar de haber sido los que más hemos contribuido al beneficio de este país, porque hemos tenido que estar a las duras y a las maduras, ahora resulta que cualquiera que venga de fuera tiene más derechos o más privilegios que cualquiera de nosotros.

Me parece muy bien que los que vienen huyendo de conflictos, guerras, calamidades y otros desastres naturales, les demos acogida, pero que los hijos de puta, o esos que vienen a atentar contra la vida de los demás o a trapichear con drogas, estupefacientes, sustancias prohibidas o a enriquecerse a nuestra costa, a beneficiarse de nuestra seguridad social o a matar a personas que solo se limitan a cumplir con su deber.

Pienso que todos estos indeseables no deberían tener cabida en nuestro reino, o que esos que los amparan o protegen no deberían regirnos o gobernarnos.

Así que señora Pastor como presidenta del gobierno de este país o pastora de tod@s esos borreg@s que tiene en su redil llamado parlamento, póngale usted un cencerro a tod@s esos parlamentar@s que no saben comportarse y mándelos usted a los Pirineos, para que puedan campar libremente por ellos y a través del cencerro podámos localizarlos.

Soy hijo de un pastor de ovejas, carneros y borreg@s y sé muy bien como hay que tratarlos, porque lo he mamado desde pequeño, así que si necesita usted de mis consejos, pídamelos.

Nada puede ser real, todo puede ser natural, o producto de una imaginación como la mía o como la tuya, que puede ser más malvada, perversa o peor que la mía.

Que cada país, nación o estado, o comunidad, aguante a sus indeseables, que los demás no tenemos porque hacerlo.

Pienso que debería existir un control, para que tod@s es@s indeseables no pudieran circular libremente por donde les apetezca.

Si yo no voy a molestaros, o si lo hago voy en plan pacifico, de visita o de turismo, haced lo mismo y seréis respetados, admirados, queridos y bien acogidos.

Si no sabéis hacerlo, no pidáis lo que no debéis.

Para ser querido, respetado, admirado o aceptado, no rompas las normas de convivencia de la comunidad que te acoge.

Desde mi séptimo cielo, mi residencia habitual o este lugar que ocupo o este paraíso en el que convivo, porque no conozco otro mejor, un cordial saludo.

Managuper.







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