COSAS DEL VERANO
Hace un calor asfixiante, agobiante que no hay forma de poder quitárselo
uno de encima, solo se está bien cuando uno está en remojo y hasta el agua está
caliente, pues hay días que tiene una temperatura superior, a esa que suele
tener en época invernal que ronda los veintiséis grados.
Creo que hoy superaba esos grados, según ponen en la hoja informativa
donde todos los días a primera hora de la mañana o a la apertura de las
instalaciones ponen la de los diversos vasos existentes.
Y algun@s todavía se quejan de que está fría, cuando a decir verdad lo
ideal en esta época del año sería que no superara los veintidós o veintitrés
grados.
Casi seria conveniente que le echaran unos cubitos de hielo para
refrescarla un poco, o que no le echaran la capota por la noche, para que se
evaporara esa temperatura excesiva que tiene.
Porque más que ir uno a refrescar, parece que va uno a tomar baños
termales, claro que estamos en la quincena que más calor suele hacer durante
todo el año.
Esperemos que pase pronto y que cuando llegue el mes de agosto por las
noches nos refresque el rostro.
Porque ahora solo se está bien en esos locales climatizados que aunque
no sean beneficiosos para la salud por lo menos alivian un poco la calorina.
Aunque a la sombra, casi sin ropa y con un ventilador al lado tampoco
se está nada mal, que te sigue agobiando, pues ducha al canto, que con una no
te basta, date dos, tres o cuatro.
El sol es beneficioso, pero si se toma a primera hora de la mañana,
quiero decir desde que sale, hasta un par de horas después, luego puede ser más
perjudicial que beneficioso.
A mí me gusta ver amanecer todos los días y normalmente es cuando lo
suelo tomar, ya que la orientación de mi casa me permite el poder hacerlo,
porque tanto en verano como en invierno, su ubicación, me permite el poder
verlo, unas veces desde una habitación, otras desde otra, desde el salón o
desde la terraza.
Ya cuando la compré, fue lo que más me gustó, lo bien orientada que
estaba y el que el vecino de enfrente no pudiera meter sus narices en mi casa,
porque hay una plaza de por medio.
Aunque nunca está uno libre de que el vecino de arriba, el de al lado o
el de debajo, quieran saber lo que acontece en tu casa.
Desde mi séptimo cielo, hasta esa próxima.
Managuper.
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