COSAS DE NUESTRA CIUDAD
DORADA
No quiero ser profeta de
mi tierra o más bien dicho de esa que llevo en mi sangre por
consanguinidad tanto paterna como materna, porque los dos eran de
esta maravillosa tierra castellana, cuna de arte y saber, y que yo
nací en otra un poco más abajo, por circunstancias de trabajo o
laborales de mi padre, pero que como buen charrito llevo dentro de
mí.
No quiero decir que
renuncie a mi tierra o esa en la que nací y donde transcurrió toda
mi infancia y gran parte de mi adolescencia, una tierra maravillosa,
noble, conquistadora, a decir de algunos analfabeta, porque tardó en
llegarnos la cultura, pero sin duda alguna de gente, sensata,
prudente moderada y buena..
La mayor cultura
posiblemente la recibí tanto de mi padre como de mi madre, que me
enseñaron a hablar el castellano correctamente y que me corregían
cuando alguna expresión no era lo más acertada o en la que
utilizaba términos populares de la zona donde me desenvolvía.
Solo se limitaban a
decirme:¡eso no es así!, dilo correctamente. Solo me limitaba a
rectificar o a decirlo de forma que todo el mundo me entendiera.
Quiero decir que el
castellano lo mamé desde bien pequeñito o desde el momento en que
empecé a beber leche materna.
Puede que no lo haga
correctamente, pero me gusta llamar a las cosas por su nombre
verdadero, cualquier disfraz no me vale para encubrir algo que puede
tener un carisma diferente o que pueda ser malinterpretado.
Por tanto todo aquel que
quiera enmascarar algo dentro de mi lenguaje habitual o de ese en el
que me suelo desenvolver, está fuera de órbita.
Admito que hayan o
existan varios lenguajes en los que uno se pueda desenvolver, quizás
unos siete mil, pero el que se quiera entender conmigo, deberá
hacerlo en mi lengua habitual, la segunda más habitual después del
chino.
¿Qué pinta un elefante
en medio de nuestra Plaza Mayor?
Un elefante que no pega
ni con cola, porque el entorno que le rodea, no es la sabana, ni
tampoco la selva, jungla o ese lugar que gobierna un americano
llamado Trump.
Señor Barceló, puede
que se haya adelantado usted a los tiempos que nos esperan si tenemos
que depender de los americanos para algo.
No quiero decir que su
escultura sea una mierda, porque cualquier obra de eso que hoy día
llamamos arte, puede ser digno de ser mostrado, pero no es ese lugar
ideal, solo quiero decir que no es el lugar más idóneo, quizás la
plaza de la Libertad, el Campo de San Francisco, la plaza de los
Bandos o incluso de la plaza de Anaya, donde hay algunos árboles
hubiera sido un lugar más ideal.
La plaza Mayor de por sí
sola ya es bastante hermosa y bonita, para que la afeé usted con su
escultura, y encima le habremos tenido que pagar dinero por ello.
Creánme si les digo que
el medallón de ese dictador llamado Franco y que gobernó este país
durannte cuarenta años, estaba más acorde y pasaba bastante más
desapercibido que su famosa escultura.
Lo que no acabo de
entender es que unos hijos de malas madres o de vida alegre o de
padres desconocidos que no vivieron aquella época, quieran borrar
nuestra historia.
Y aún menos que un
fiscal, juez o abogado, vengas a decirnos lo que tenemos que hacer.
¿Por qué tenemos que
cumplir las ordenes de una minoría, lo mande o no la Constitución?
¿A quien le han
preguntado si lo que iban a hacer eran lo políticamente correcto?
¿O si los salmantinos
estábamos de acuerdo con ello o no?
Cómo habitante de esta
ciudad a mi no me lo han preguntado, ni tampoco a esa gran mayoría
de ciudadanos que pueblan esta maravillosa ciudad.
Pienso que para decidir
algo, debe ser sometido a votación popular y no solo de una minoría.
Si contribuyo con mis
impuestos a pagar la vida de otros que no deseo me representen, que
se molesten en preguntarme si estoy de acuerdo o no con las
decisiones que se vayan a tomar y aunque sean equivocadas, las
aceptaré, porque es la decisión de la mayoría.
Me parece mentira que en
este país del absurdo, de cosas irreales, de telefonotontos, de
perrotontos, o de tontos de todas las especies, donde los animales
tienen más derechos que muchas de esas personas que en él habitan o
de cosas superfluas, tengan tanto o más poder que la mayoría.
Solo espero que algún
día, ésto tenga una solución.
Desde mi séptimo cielo o
este lugar donde resido, un saludo.
Managuper.
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