COSAS DE GENTE SIN ESCRÚPULOS
Cada día hay más gente sin escrúpulos en este país, cada vez hay más
sinvergüenzas y gente más canalla y eso que solo se están analizando los
últimos años de esos que nos gobernaron en las anteriores elecciones, que si se
miraran los años anteriores, cuando los descamisaos tomaron el asalto al poder,
lo que se podría llegar a descubrir podría dar verdadero pánico o pavor, aunque
parece ser que ya a nadie le asusta ni le da miedo nada.
Porque los palos no se los dan a los más grandes, ya que son los más
poderosos ni tampoco a los más pequeños porque a decir de no sé que ministra o presidenta de empresdarios,
son gente analfabeta, inculta y que no saben hacer casi nada, por tanto los
palos se los están llevando los que se encuentran justamente en el medio de
unos y otros o sea como diría Paco de Lucía a los que se encuentran entre dos
aguas, pobre de aquel que no sepa nadar, porque se puede ir a pique a la menor
o perecer ahogado.
¿Quién se encargó de destruir esas empresas que funcionaban de
maravilla? Que casi todo lo que gestionaban lo hacían bien, que tenían unos
empleados que eran gente honrada, cumplidora de su deber, con unos consejos de
administración bien gestionados casi siempre representados por gente de la
zona, bien asesorados y conocedores de las decisiones que se debían tomar.
La mayoría de esos consejeros eran honorarios, pues no tenían un
salario, solo cobraban la dieta correspondiente el día que tenían consejo por
asistir al mismo, pero amigo mío, llegaron los listillos de turno, tales como
sindicalistas, políticos, presidentes retribuidos y consejeros inadecuados o
malos asesores metieron sus narices en
ellas y acabaron por destruirlas.
No me extraña nada lo de esas tarjetas opacas creadas para esos
desaprensivos presidentes, consejeros, políticos o sindicalistas , o esas
hipotecas que se daban libremente a personas que se sabía no iban a poder hacer
frente a las mismas por la especulación tan desorbitada que se hizo del suelo o
de los ladrillos o esos préstamos sin interés concedidos a algunas personas
privilegiadas o esos otros dados tan libremente a personas irresponsables o que
no tenían pensado devolverlo o esas otras dadas a diestro y siniestro.
El palo lo pegaron ustedes ahí precisamente a esas empresas fundadas
muchas veces por gente de una comarca o una región sin ánimo de lucro de las
que el pueblo debería haber seguido siendo el dueño, pero claro si a los
obreros ya nos había metido mano reteniéndonos la parte correspondiente de
nuestros sueldos según retribución.
¿Dónde pegarían sus señorías el siguiente golpe?
La elección no fue dudosa, algo
que no era de nadie en concreto, o que pertenecía a todos, nada más fácil para
esos ladrones de guante blanco, consentidos o gente sin escrúpulos.
Desde mi séptimo cielo un día más, hasta la próxima.
Managuper.
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