VIERNES 13
Mal día para esos creyentes religiosos y sobre todo para esos de una
religión futbolera, ya que los tulipanes han florecido en este día que
debutaban en ese mundial de fútbol y han endosado a la selección que representa
a este país llamado España, la mano de un niño aunque pudieron ser alguno más.
Pero claro el santo, no ha tenido su día hoy precisamente y los que le
acompañaban en la procesión tampoco y han andado por el campo de futbol como
esas almas en pena, o como esas otras de la Santa Compaña.
Se las prometían felices, porque fueron ellos los que empezaron
marcando, pero esto solo fue un espejismo en pleno desierto, ya que el santo se
adelantó unos pasos dejando desguarecido lo que mejor sabe guardar, el marco
donde normalmente esta encuadrado casi siempre y claro estando fuera del marco,
llegó el primero de los tulipanes, lo que igualaba la contienda.
Con el empate nos fuimos al descanso.
Iniciada la segunda parte, el dominio fue totalmente de los tulipanes y
así llegaron el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto de los tulipanes que
eran de color azul, donde el santo también tuvo un par de jugadas
desafortunadas, claro que la roja no salió de roja, sino de blanco puro, yo
diría que salieron de un blanco casi inmaculado.
Y con tanta pureza sobre el campo, solo se veían tulipanes por todos
los lados y encima como se puso a llover, pues los tulipanes crecieron,
desarrollaron, abrieron sus pétalos, extendieron sus raíces y se hicieron los
dueños del campo.
No hay nada que objetar a todo lo que sucedió en ese terreno de juego
llamado El Salvador, donde los que iban de puros, inmaculados o blancos, no
pudieron salvarse de los ataques de la naranja mecánica, que precisamente
también habían cambiado su color por ese azulón tulipán.
Felicitarles por lo bien que lo han hecho, por el buen fútbol que han
desarrollado y esto solo acaba de empezar, aunque la venganza haya sido
terrible, la sangre no se ha derramado y esto ya es bastante importante.
Aunque la roja, bien sea porque no se ha puesto esa camiseta que
intimida, porque tiene ese color sanguinolento, seguirá luchando para seguir
adelante.
Solo se ha perdido un partido, el único que se puede perder, no se ha
perdido la batalla todavía.
Desde mi séptimo cielo, y aunque no comulgue con lo de que el fútbol
sea una religión, os animo a seguir adelante, ya sabéis lo que dice ese
proverbio chino: siete veces caído, ocho levantando.
Hasta esa próxima que puede ser mañana.
Managuper.
Managuper.
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