EXCURSIÓN AL CIRCO DE GREDOS
Hoy nos ha tocado madrugar un poco más de lo habitual, pues la hora de
salida estaba prevista para la seis y treinta, así que el despertador una hora
antes ya estaba empezando a sonar.
A la hora prefijada estábamos en el lugar habitual esos que nos
dedicamos a hacer senderismo o a peregrinar de una forma habitual durante los
meses que van desde principios del otoño hasta final de primavera, esta de hoy
creo es la última de la temporada.
El recorrido era desde la
Plataforma de Gredos, donde nos dejó el autocar hasta la Laguna de Grande, a los
pies o la falda del pico del Moro Almanzor, La Galana y Ameal de Pablo,
los tres picos más altos de este sistema.
A donde llegamos los que nos aventuramos a hacer este recorrido después
de unas dos horas de caminata, unos veinte más o menos en número, otros se
quedaron a mitad de camino o en el alto de los barrerones y otros se marcharon
a hacer un recorrido más corto a o a ver donde nace el Tormes.
Una vez llegados a la Laguna Grande
y cercanos al refugio para esos montañeros que van a hacer alpinismo, o a la
cabecera de la laguna, repusimos fuerzas, y media hora más tarde emprendimos el
regreso hacia el punto de partida donde empezamos, lo cual nos llevó otras dos
horas de caminata.
Los piornos en plena floración, nos iban dejando su aroma, una mezcla entre
esa flor de azahar de naranjos o limoneros o de esa manzanilla silvestre que se
produce en determinados prados.
Todavía eran visibles los neveros, que abastecen a la laguna con sus
aguas cristalinas, cual si manara de esas rocas graníticas, que rodean todo el
entorno.
Nos recogió el autocar en el mismo punto donde nos había dejado por la
mañana y sobre las catorce treinta nos dirigíamos a reunirnos con el resto de
compañeros para tomar todos juntos un refrigerio, cercanos al lugar donde íbamos
a compartir mesa y mantel en un restaurante de Hoyos del Espino con vistas a
ese macizo donde habíamos estado.
Comida suculenta, a base de patatas meneas, migas pastoriles, croquetas
caseras, gazpacho, entrecot de ternera, flan casero y café.
Juegos de cartas, cabezadas de siesta por parte de algunos o paseos por
el pueblo por parte de otros, que se demoraron diez minutos en su regreso a la
hora prefijada.
Y a las seis regreso a nuestros lugares de residencia, de esta forma,
ha transcurrido otro día más en el calendario de nuestras vidas.
Desde mi séptimo cielo hasta otro día que puede ser mañana.
Managuper.
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