191 COSAS SIN IMPORTANCIA

                        191 cosas sin importancia o a lo mejor con ella, todo depende.

¿De que hablamos hoy?

Aún no lo sé, tengo muchos temas en mi cabeza que podría sacar o traer a la palestra, porque en mi mente bullen o cuecen cosas, como si fuera una olla Express y hasta que no la destape no sé lo que va a salir de ella, así que voy a quitar esa tapadera a mi olla y voy a dejar que aflore en ella lo que quiera.

El vapor se empieza a disipar y de lo que quede dentro o del menú que hayamos cocinado o preparado para hoy hablaremos.

Todavía no os lo voy a desvelar, a través de estas líneas poco a poco lo iremos descubriendo y si no os queda claro al final lo desvelaremos.

Esta tarde me vino a buscar pronto mi pastorcillo, para que saliera si me apetecía dar un paseo con él, no le dije que no, así que antes de hacer este escrito y cuando apenas lo había empezado o iniciado me tocó al timbre para que bajara, me recomendó que me abrigara y con las mismas nos fuimos a dar ese paseo.

Cambiamos muchas impresiones, compartimos muchas ideas, me recrimina algunas cosas a las que no suelo dar importancia, porque yo hago de mi vida lo que quiero y no lo que me manden los demás y me importa tres narices lo que piense de mi la gente, es una cosa que me tiene sin cuidado.

Pero a él no le da igual, pues hay personas que le dicen cosas de mi que no son ciertas (cochina envidia que le tienen de que sea amigo suyo), algunos incluso llegan a decirle que si somos novios o maricones y a él que le digan todas estas cosas que no sé en que se basan para decirlas, le duele.

Así que esta tarde noche, hemos hecho algo distinto a otros días, en los que solemos salir de vinos o de cortos.

Hemos dado una pequeña vuelta, tomado dos vinos y dos cortos y un poco mas tarde teníamos una cita con una oveja descarriada, de esas que el suele encontrar por ahí perdidas.

Nos hemos citado en mi casa, donde nos lo hemos montado lo mejor que hemos podido y hemos terminado haciendo un trío.

De cenar preparé unas setas mezcladas con champiñones y rehogadas con unos ajos laminados y unos tacos de jamón, una ensalada que el había preparado previamente, unas lonchas de lomo y queso y así ha transcurrido un día más de nuestras vidas.

Que los envidiosos se sigan muriendo de envidia y que nos llamen como se le ponga en los cojones, pero la realidad ha sido ésta.

Managuper.